El Frepap y la política confesional
El Frepap y la política confesional

Foto: Perú 21
Por: Mgtr. Javier Gutiérrez Fernández-Cuervo, asistente de información política del Centro de Gobierno José Luis Bustamante y Rivero de la Universidad Católica San Pablo, filósofo y experto en didáctica de las Ciencias Sociales y Políticas.
La llegada tan numerosa del Frepap al Congreso en estas elecciones ha sorprendido bastante, puesto que son un partido eminentemente confesional y la confesionalidad, es decir, confesar pública y claramente cuestiones religiosas en la política, según la teoría política actual, no es correcto y resta rédito. En otras palabras, que ser muy confesional, muy declaradamente de una religión, quitaría votos a los candidatos. Sin embargo, han demostrado que no, que su confesionalidad es eficaz porque son, ahora, una fuerza política bastante numerosa en este Congreso, que no tiene amplias mayorías como el anterior.
Creo que podemos desprender de este caso tres principios buenos que nos puede generar la confesionalidad, sea en el caso del Frepap, sea sobre todo para las políticas católicas o los políticos que profesan el catolicismo.
Lo primero es que la confesionalidad genera claridad y facilita al votante reconocer quién soy y qué pienso, sin caretas, sin miedos. Decir quién soy y decir lo que creo ayuda al elector a que pueda identificarte, y después, probablemente, identificarse contigo. La sinceridad genera una satisfacción ante el desengaño por promesas electorales. Los electores estamos tan acostumbrados a sufrir frente a candidatos que prometen el oro y el moro y, llegando a al cargo deseado, no hacen lo que prometen: no eran lo que parecía. Si uno es claro y sincero respecto a lo que es y lo que cree, se evita ese desengaño y se genera esa satisfacción.
Además, hay un segundo punto: la espiritualidad. Tenerla clara y decirla concisa y sin máscaras ayuda a generar una unidad trascendente, no una unidad material. La espiritualidad es justamente saber que el espíritu es más que el cuerpo, que los bienes materiales están subordinados a los espirituales y, por lo tanto, si no te prometo solo bienes materiales, sino, sobre todo, espirituales, es más fácil generar en el elector una satisfacción moral que a futuro podría seguir votando por ti, porque no le has mentido y no le has defraudado. Le has dado lo que prometías: prometías una satisfacción espiritual principalmente por encima de lo material y eso es lo que estás otorgando.
Entonces, el tercer punto es este. La satisfacción. Tanto la claridad y la sinceridad como la espiritualidad por sobre lo material generan en el elector una satisfacción a corto y largo plazo porque sabes que no hay engaño y que en su lugar hay trascendencia. Creo que esos son principios que pueden servir no solo para el caso del Frepap sino también como lección para todos aquellos políticos que están pensando en ser candidatos confesionales o aconfesionales.