13 de octubre, 2020
Composición Henry Vilchez.
La crisis sanitaria generada por el coronavirus nos ha obligado a cubrir parte de nuestros rostros, no solo en Arequipa sino en el mundo entero, a fin de frenar los contagios. Sin embargo, esta no es la primera vez que los ojos son los únicos que nos permiten expresarnos, pues en el Virreinato y parte de la República (tras la independencia nacional) un grupo de mujeres se hicieron famosas por cubrirse el rostro y dejar al descubierto solo uno de sus ojos. Las famosas «tapadas».
Hoy, por circunstancias distintas a las del Virreinato, hombres y mujeres nos vemos obligados a cubrirnos el rostro. En el pasado, un grupo de mujeres lo hacían por tradición. Cubrían la mitad de sus cuerpos con un manto negro desde el torso hasta el rostro dejando solo un ojo expuesto. De la cintura para abajo usaban amplias faldas llamadas sayas.
La enigmática figura de las tapadas limeñas fue parte importante de la obra de Pancho Fierro como se conoce a Francisco Fierro Palas, uno de los ilustradores históricos de nuestro país. Con sus acuarelas retrató la vida y costumbres de Lima en el siglo XIX.
Precisamente, la obra de Pancho Fierro fue parte del a exposición “Perú: Imagen y tradición” realizada por la Biblioteca de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), realizada el año pasado tras una revisión de sus fondos antiguos, es decir textos que forman parte de colecciones especiales y que se caracterizan por ser originales o copias de libros muy antiguos. En este caso la fuente de gran parte de las imágenes de la muestra fue la colección de la historiadora Sabine MacCormack, la cual alberga más de 12 mil libros, que se encuentran en esta casa de estudios.
Exposición realizada por la Biblioteca UCSP en Universitas 2019.
Henry Vílchez Chávez, auxiliar de la Biblioteca de la UCSP y curador de la muestra, explica acerca de las tapadas limeñas que esta costumbre fue traída al Perú desde España con la conquista, pero que su origen es mucho más lejano. Está en la conocida burka islámica que se usa hasta la actualidad en varios países árabes. Se trata de un traje negro con el que las mujeres de estas culturas cubren todo su cuerpo y solo dejan ver sus ojos. Hay que recordar que la ocupación árabe en España duró 8 siglos.
“Esta moda es traída desde los puertos de Sevilla, España, principalmente por las mujeres de los mercaderes que venían a estos ‘los nuevos territorios’ conquistados por el reino hispánico. En Sevilla y otras partes de España los trajes son idénticos a los usados en Perú”, explica Vílchez Chávez.
La tradición de las tapadas limeñas surge en el siglo XVI y duró hasta gran parte del siglo XIX. Esta moda no solo tuvo una intención de seducción y coquetería como se cree, sino que también era un modo como las mujeres gozaban de más libertad en sus actos, como lo indica la escritora Flora Tristán, y hasta llegó a tener un valor político.
“Las mujeres usaron accesorios que complemente su feminidad, captando miradas resumidas en tan solo sus ojos, pues estaban cubiertas completamente por el manto”, comenta Vilchez, quien también tiene estudios de Conservación y Restauración de Bienes Muebles.
En el libro Peregrinaciones de una paria de la reconocida escritora Flora Tristan se indica lo siguiente sobre las tapadas: “Pueden ir a las calles solas y ser confundidas con todas las otras mujeres vestidas de tapadas. Una tapada puede encontrar a su propio marido por la calle y él no puede ni siquiera reconocerla. Puede seducirlo, con la mirada, con los gestos, provocarlo con las palabras, ponerse a hablar. Los hombres le ofrecen helados, frutas, galletas, una cita… luego se va y comienza a hablar con su oficial que está paseando más allá por la calle. Ella se puede permitir todas estas aventuras según su voluntad y sin tener que quitarse el velo”.
Sobre el carácter político de las tapadas, dice, este se refleja en las sayas o faldas. Las mujeres manifestaban sus preferencias según la falda que usaban. Había una saya salaverrina que era desplegada, con ella expresaban su apoyo a Felipe Santiago Salaverry; otra era la saya gamarrina que era de color negro, con esta respaldaban a Agustín Gamarra y la saya orbegosina que era más ajustada, la usaban en apoyo a Luis José de Orbegoso y Moncada. Los tres fueron caudillos, militares y políticos que llegaron a ocupar la presidencia de nuestro país en la República.
Pero las tapadas no fueron del agrado de todos. A fines de siglo XVVI y XVII se prohibió esta costumbre mediante normas virreinales, pero ni por eso las mujeres dejaron de vestirse de este modo. Lo mismo ocurrió en Sevilla, España. Lo que la hizo sucumbir fue otra moda, la francesa, hacia 1860.
Henry Vílchez y Enrique Briceño, auxiliar y director de la Biblioteca de la UCSP, lideraron la exposición “Perú: Imagen y tradición”.
Vílchez Chávez señala que es curioso ser testigos de cómo una costumbre de la antigüedad vuelve a nuestra sociedad convertida no solo en una necesidad sino también en una moda sanitaria. Así, son varios los diseñadores y casas de modas que han lanzado sus propios modelos de barbijos o tapabocas, donde Arequipa no es la excepción.
“Los tiempos cambian, pero las adaptaciones sincréticas y simbióticas de legados culturales persisten y este puede ser un caso de ello. Antes fue el manto, ahora la mascarilla la que cubre parte del rostro. Ambas captan la atención mediante miradas que expresan pensamientos y sentimientos como la tristeza, la angustia, la felicidad, entre otras”, refiere.
Y la escasez de mascarillas sanitarias llevó a que el mismo Gobierno establezca como pueden ser elaboradas por uno mismo a fin de protegerse del coronavirus. A fines de marzo se publicó la norma técnica que precisa los tipos de telas, modelos y las dimensiones que deben tener. Y claro cada quien le puede ponerle su toque de moda.
En la resolución ministerial N.º 135-2020-MINSA se especifica que deben ser elaboradas usando telas de tejido de punto y tejido planos como polyester, nylon, algodón, fibras regeneradas de celulosa o cualquier mezcla entre estos materiales mencionados. No se recomienda el uso de fibras naturales por la incomodidad que se generaría por el contacto con la piel.
Según la norma estatal hay dos únicos modelos: tela anatómica, con corte en la parte inferior (barbilla) y pinza en la parte superior media (tabique nasal), la cual debe tener 19 centímetros de ancho, 19 de alto y 4.5 de largo y el segundo modelo puede ser de tela con pliegues, es decir, de forma rectangular y con dobleces en las capas interior y superior. Debe tener 17,5 de ancho por 9,5 de alto (para adultos), o 14,5 de ancho por 8,5 de alto (para niño), ambos modelos de máscaras complementándose con 35 centímetros de largo de tirillas de amarre por cada lado.
Como dice Vílchez Chávez, una nueva tapada cobra vida en estos momentos y, en este caso, no solo las mujeres deben cubrirse sino también los varones. “Aprendimos a conocer a las personas en un rostro completo, ahora, por un tiempo, las miradas serán las que nos expresen todo. Hoy nos cubrimos por salud. La moda pasa, las costumbres quedan, y la reinvención hace sostenible la sobrevivencia en la humanidad”, finaliza.
*Informe publicado en el suplemento Domingo del diario El Pueblo del 24 de mayo.
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