09 de agosto, 2023
Imagen: Internet (Oh! Hillary)
El equilibrio personal, una tarea difícil de mantener de manera sostenible. ¿Las empresas deberían promoverlo? ¿O es que solo cada persona es la indicada de fomentar su propio equilibrio?
Analicemos: alcanzar el equilibrio emocional no es tarea fácil. Existen elementos que coadyuvan a lograrlo. Y no es que este ocurra de la misma manera en todo momento, es obvio que varía, pero lo que sí es cierto es que se debe concretar en el máximo nivel que se pueda alcanzar y durante el mayor tiempo posible.
Asimismo, se entiende que las empresas, al generar resultados en gran medida por el aporte de sus colaboradores, deben cuidarlos y protegerlos, y no solo como una preocupación altruista, sino por su propio interés.
El equilibrio otorga calidad de vida y garantiza el sostenimiento de la felicidad y de los logros posteriores.
Es importante recordar que la felicidad como decisión es la base del éxito, y que este se alcanza una vez que se ha conseguido la primera. Además, para mantener la felicidad es necesario tener objetivos claros como persona, contar con una identidad y una escala de valores, realizar acciones altruistas más allá de enfocarse solo en ganar dinero, entre otros.
Ahora, de todos los puntos mencionados, ¿cuáles podrían ser generados, potenciados o incentivados por la empresa? En principio, lo que deberíamos promover en las compañías —desde las más pequeñas hasta las más grandes— es no sobrecargar de trabajo a las personas, de tal manera que cumplan con su jornada justa prevista para ocho horas diarias o su equivalente semanal en el sistema laboral actual, que no necesariamente es el modelo que ha alcanzado la máxima perfección ni mucho menos, porque hoy en día ya se habla de reducir la jornada a seis horas diarias o su equivalente en días a la semana.
Asimismo, hay que desterrar definitivamente el craso error del pensamiento perverso que la persona que más tiempo permanece en las instalaciones de la empresa o que se queda hasta altas horas de la noche es la más eficiente y leal colaboradora.
Posteriormente, sí es menester que las empresas diseñen programas destinados a garantizar el equilibrio personal deseado por todos. Por ejemplo, programas de responsabilidad social que involucren a los colaboradores en todos los niveles y a sus familias, eventos internos en campos como las artes, los deportes, la ciencia y el esparcimiento.
Asimismo, será necesaria la ayuda de expertos en psicología y terapias de familia, contratados por la organización para generar programas de ocio y esparcimiento para todos los miembros de la célula básica de la sociedad, y también para diseñar programas de apoyo académico para los hijos de los colaboradores y terapias para casos especiales.
Como premisa y, a su vez, cerrando el círculo virtuoso generado por las acciones mencionadas, es conveniente tomar conciencia permanente de que lo más importante en la vida de una persona es ella misma, seguida por la pareja, luego por los hijos, posteriormente por la sociedad que lo rodea y, finalmente y solo como medio de realización y no como fin, por el trabajo.
Por mi experiencia como consultor y profesional, soy un convencido de que si se promueve el equilibrio entre vida personal y trabajo, se va a lograr mayor efectividad y productividad, acompañadas de lealtad a la empresa. Entonces, las empresas sí deberían involucrarse en el sostenimiento del balance personal.
*Artículo publicado en el Quincenario Encuentro del 1 de julio de 2019.
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