04 de septiembre, 2019
Foto: EFE
Los devastadores incendios, de este año, en la Amazonía brasilera debe ponernos en alerta pues si se deteriora un 8 a 10 % más del territorio amazónico, esta zona podría pasar de ser un receptor del Dióxido de Carbono (C02), gas de efecto invernadero y uno de los que causa cambio climático, a ser un emisor del C02 equivalente, por medio de la generación de metano, que es 25 veces más contaminante.
El Dr. Javier Montalvo Andía, director del Grupo de Investigación en Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), explica que tanto los incendios como la tala están acabando con el dosel, esta es la cubierta superior de los árboles de la Amazonía que hacen posible la existencia del sotobosque, es decir las plantas que crecen cerca de los árboles grandes y que retinen la humedad. Al perderse el dosel las plantas bajas mueren y al descomponerse generan el metano.
Actualmente los árboles de la Amazonía captan C02 para hacer fotosíntesis, de allí que se le denomine los pulmones del mundo pues aportan el 20 % del oxígeno del planeta, pero el daño que se le está causando año a año podrían revertir esta situación. La Amazonía es la floresta tropical más grande del mundo y la mayor reserva de agua dulce del planeta. Su biodiversidad es amplia y única.
El docente de la UCSP indica que, a diferencia de los incendios en los bosques de Europa, los que ocurren en esta zona no son ocasionales producto de la caída de fuertes rayos. Aquí lo que pasa es que son irresponsablemente provocados. En el caso de Brasil, lo hacen para ganar terrenos para el sembrío de pastos para el consumo de ganado. La agroganadería es un sector empresarial grande en este país e incluso es incentivado por su actual gobierno.
Dr. Javier Montalvo, especialista en temas ambientales, docente e investigador de la UCSP
“El sector agroganadero se siente incentivado, por ello incluso designaron un día del fuego, el 10 de agosto, para hacer quemadas conjuntas. Ese día, las quemas aumentaron en 300 % y la emisión de gases contaminantes en Brasil subió en 85 %. Lo que estos empresarios no están viendo es que el cambio climático también los afecta. En 2015 y 2017 sufrieron grandes pérdidas de sus cosechas por la falta de lluvia y eso también es una consecuencia del cambio climático”, precisa el Dr. Montalvo Andia.
El problema es que los bosques son más vulnerables que hace 10 años porque el periodo de seca es más largo debido, precisamente, al cambio climático. Pero el fuego no solo daña la floresta sino también los suelos, los erosiona, quitándole sus propiedades, los convierte en terrenos infértiles. El daño no queda allí, sino que también seca el agua subterránea.
Este problema no es solo de Brasil, en nuestro país y ciudad también se han producido incendios forestales. Esta semana 2 hectáreas de cobertura natural del distrito de Iñampari en Madre de Dios fueron afectadas. El motivo, el mismo, ganar terrenos para la agricultura. Mientras que el jueves pasado cerca de 200 hectáreas de arbustos de las faldas del volcán Chachani fueron quemados y meses atrás la irresponsable acción de excursionistas provocó otro incendio camino al Misti.
“En Arequipa los incendios deterioran más nuestro contaminado aire, porque los volcanes y montañas actúan como barreras naturales que impiden su flujo y lo retiene sobre nuestra ciudad, lo que puede generar el aumento de las enfermedades respiratorias en la población”, precisa el especialista.
Lo que también dejó en claro es que una vez que una zona forestal es afectada por un incendio, ya no se recupera del todo. Las acciones que se puedan tomar para menguar el daño, como reforestar tardarían por lo menos 30 años en dar resultados.
Según un reporte de Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), organismo de las Naciones Unidas, si la temperatura global sigue en aumento y se eleva en 1.5 a 2 grados centígrados, se llegará a punto de no retorno. Ello implica que por más que se tomen acciones para revertir los desastres naturales ocasionados por el cambio climático, será inútil. La misma institución calcula que en aproximadamente 10 años se llegaría a este preocupante límite, si no se toman acciones inmediatas de mitigación.
El problema se agrava no solo por los incendios en la Amazonía sino también por el derretimiento del permafrost, capa de hielo que está en los polos y los glaciares, debido al cambio climático. El problema es que este contiene metano, gas que tiene el potencial de calentamiento global de 25 veces más que el CO2.
Entre las diversas consecuencias del cambio climático, una de la más grave es la disminución de los alimentos, debido o a lluvias excesivas o a sequias extremas que afectarán la producción agrícola.
Los efectos del incendio en la Amazonía son globales, afectarán tanto a las poblaciones aledañas y a todo el planeta. El viento está siendo contaminado por material particulado, que cada vez se vuelve más fino. Así el daño que podría causar no solo es al sistema respiratorio sino que incluso puede llegar a la sangre y dañar otros órganos. Este es el resultado de investigaciones realizadas por la destacada revista Nature, que indican que estos contaminantes producidos por los incendios pueden ser precursores del cáncer al pulmón. “Todo el daño ambiental revertirá en nosotros mismos porque somos parte del parte de la naturaleza”, indica el docente UCSP.
El cuidado del medio ambiente es, aunque suene cliché, tarea de todos. Tomar consciencia e involucrarse en estos asuntos es muy importante. “Ha sido la presión de la opinión pública la que ha hecho reaccionar a los gobiernos entre ellos, el de Brasil, frente a los incendios en la Amazonia. El compromiso de la gente y la prensa juegan un rol fundamental”, comenta el Dr. Montalvo Andía.
Las acciones de la población pasan también por dejar de lado posturas consumistas, practicar las 3 R (reducir, reusar y reciclar); cuidar el agua, usar menos plástico, y preferir a empresas ambientalmente responsables. Ya son varias, incluso han reducido a cero su emisión de gases de efecto invernadero mediante la reforestación u otras medidas.
A nivel gubernamental las esperanzas están puestas en el Acuerdo de Paris que se empezará aplicar desde 2020. Los 96 países y la Unión Europea que lo han suscrito han se han comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a tomar medidas para adaptarse al cambio climático. El problema es que uno de los países más contaminantes, Estados Unidos, se ha retirado del mismo, por dar prioridad a su desarrollo económico antes que al medio ambiente.
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