10 de agosto, 2023
Foto: RPP
El Perú ha gritado “que se vayan todos” porque, en teoría, queremos nuevos políticos. Pero, ¿es esto verdad? Políticos nuevos, ¿en qué sentido? ¿Basta que sean nuevas caras… pero con la misma forma de hacer política? ¿No se tratará más bien de nuevas formas de hacer política, lo que implica, eminentemente, nuevas figuras políticas? Esa es la clave, pero, ¿cómo saber que no son solo caras nuevas con las mismas prácticas que los anteriores, sino que se trata de un verdadero cambio a mejor?
Hay un elemento importantísimo que nos puede ayudar con este punto. Realmente, lo que queremos y nos cuesta formular son políticos con “altura humana”, hombres y mujeres hechos y derechos, con formación y hondura reales.
Platón decía que el verdadero político es el buen filósofo, mientras que llevamos décadas buscando técnicos y gestores. Es cierto que en la política hay mucho de gestión, pero eso que se gestiona son ideas y proyectos que requieren, previamente, de la hondura que notamos que falta.
No pretendo decir aquí que solo hay que votar por candidatos filósofos o que todos los filósofos son buenos políticos. Nada más lejano de la realidad. Pero hay que tener en cuenta que cuando Platón decía que los gobernantes debían ser los filósofos, lo hacía pensando en filósofos con formación humanística profunda.
¡Eso es lo que necesitamos! Verdaderos humanistas y hombres pensantes, rodeados de capacidades de gestión, evidentemente. Y, ¿qué es eso de la formación humanística y por qué es importante? Una entrevista reciente -que inspira este comentario- hecha al Dr. César Félix Sánchez nos da la respuesta:
La formación humanística, que él aclara como clásica y cristiana, “no es una mera aprehensión de contenidos, es un aprender a amar y contemplar” la verdad, puesto que “el hombre está hecho para cultivar la Verdad y cuando no la cultiva, su mente, violentada, se subordina a la tiranía de las pasiones y así tenemos la obsesión por el chisme, por las intrigas ridículas, por las miserias ajenas y las disputas por honores y puestos insignificantes o incluso imaginarios, así como las calumnias, los juicios temerarios y muchos otros vicios semejantes, ahora lamentablemente tan frecuentemente e incluso vociferados desde las más altas cátedras.”
¿Hablaba el Dr. Sánchez del Congreso? No específicamente, pero se aplica a la perfección. ¿Queremos nuevos políticos? Velemos porque sean hombres con hondura y formación humanística. Si no, volvemos a lo que decía Rita Mae: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes.”
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