10 de agosto, 2023
Imagen: Internet.
El maltrato infantil es una triste realidad y está instalado en nuestra cultura, lo que hace más difícil su tratamiento, porque mucha gente, incluidos padres de familia y educadores, piensan que es normal e incluso necesario.
Se debe estar muy atento a cuanto acontece alrededor de los niños, a sus conductas y sentimientos para saber cuándo y cómo sufren el maltrato infantil. Muchos de ellos no saben identificar y defenderse ante las agresiones de los adultos o de otros niños y les cuesta pedir ayuda. Como consecuencia, podrán tener múltiples problemas evolutivos, emocionales y de conducta que les dificultarán su adecuado desarrollo.
Definir el maltrato no es fácil, la Convención sobre los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas, en su artículo 19, se refiere al maltrato infantil como “toda violencia, perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquier otra persona que le tenga a su cargo”.
Existen otras formas de maltrato, que se dan cotidianamente y que no tienen que ver con las secuelas físicas o el abuso sexual y, por ello, son más difíciles de identificar. Pero son más frecuentes y con efectos igual de devastadores para el niño, las cuales en la mayoría de casos son ejercidas por personas cercanas a la familia o núcleo social de la víctima.
Los padres deben responder a las necesidades de sus hijos, no a sus deseos o a los de ellos. “Muchos padres y madres que maltratan a sus hijos e hijas no son conscientes de que lo hacen. En muchas ocasiones, estos comportamientos son debidos a la inexperiencia, ideas erróneas sobre la educación, ignorancia o negligencia”, (Marisol Gutiérrez Hernández y Pilar Plaza Muñoz, libro: “Prevención y abordaje del maltrato infantil y abuso sexual desde las familias y las AMPAS”
Los padres ‘maltratadores’ generalmente presentan dificultad para controlar sus emociones, tienen baja tolerancia a la frustración, expresan de manera inadecuadas sus sentimientos. Por ello, es muy importante que cualquier persona busque ayuda profesional cuando lo necesite, tanto por sí misma como por su repercusión en los otros.
Aún nos resulta común escuchar en las padres frases como “es por tu bien”, bajo la creencia de que el castigo es la única forma de educar y aprender; “a mí me educaron así” porque los padres también sufrieron malos tratos y falta de afecto en su niñez. “debes hacer lo que yo digo, para eso eres mi hijo/a”, algunos padres tienen la idea errada de que los hijos les pertenecen y que tienen un derecho absoluto sobre ellos y sobre su destino. Finalmente, “actúas así para molestarme” cuando los padres atribuyen a los menores una intencionalidad negativa en contra del adulto.
La mejor forma de proteger a los niños maltratados es apoyar a los padres o cuidadores a que adquieran o vuelvan a asumir sus funciones de protección y cuidado de sus hijos.
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