09 de agosto, 2023
Imagen: Internet/ Gestión.pe.
Cuando una persona está al mando tiene aciertos y desaciertos, nadie es perfecto; lo que está mal es criticar a una persona de como lucha en la guerra, cuando todavía no ha acabado. En esta guerra contra el COVID-19 estamos todos los peruanos, opinar no es malo, hacerlo de modo negativo sin dar alternativas en medio de una crisis, sí que lo es.
Ni el más erudito sabía lo que iba a pasar, de pronto empezamos a vivir del día a día en medio de la incertidumbre. Es sencillo dar opiniones destructivas después de que una decisión ya está dada y anunciada, y tras ello decir: “Unidos somos más fuertes”.
A los pocos días del primer contagio, Martín Vizcarra y su gabinete dispuso la cuarentena total obligatoria, la mayoría estuvo de acuerdo y aplaudió la rapidez de la medida por su contundencia frente al virus. La popularidad del mandatario llegó a 94%, a fines de marzo, según las encuestas de IPSOS Perú, en las redes sociales los mensajes eran motivadores, se hacían memes alabando al presidente e incluso se sacaba pecho porque importantes medios internacionales destacaban el plan de acción de nuestro país.
Los estragos del confinamiento y el COVID-19 hicieron que la popularidad del presidente Vizcarra y sus ministros caiga, probablemente porque muchos no tenían los suficientes recursos para sobrevivir al encierro o porque la perdida de trabajos y de ingresos fue aumentando o porque fuimos creyendo en las expresiones de los opositores al gobierno.
No digo que el Gobierno no haya cometido errores; sin embargo, pregunto, ¿Es realmente momento de reclamar y hacer críticas por todo, no estar de acuerdo con ninguna decisión? Hacerlo es, en mi opinión, lamentable, pues ese tipo de postura solo nos lleva a estar divididos y en plena pandemia.
A lo largo de esta cuarentena hemos escuchado todo tipo de críticas periodísticas, algunas muy bien argumentadas, otras radicales y hasta ofensivas. No faltaron los exintegrantes del Congreso disuelto por Vizcarra, que aprovecharon la crisis para salir al frente con opiniones populistas, esas que consiguen con palabras, pero sin acciones.
De pronto Perú ya no es un orgullo por cómo afronta la pandemia; dejamos de tener el mejor plan de contingencia de Sudamérica para pasar a la improvisación; Vizcarra dejó de ser el buen presidente a ser “el que no elegimos”. Es momento de hacernos una autocrítica y pensar si realmente, todo esto es culpa del gobierno ¿O quizás la culpa es también nuestra, que al no estar contentos con las medidas dictadas, las desobedecimos?
La actitud crítica es buena, pero se convierte en negativa cuando juzgamos todo sin dar una posición fundamentada, cuando creemos más en lo que nos dicen que en lo que podemos leer o investigar. Estamos en jaque por un virus que ha atacado al mundo y sus potencias, para la que aún no hay cura. Es momento de cambiar, de plantear soluciones sin destruir, de convertir las críticas en aportes, porque “unidos somos más fuertes”.
Tengo 18 años, soy peruano con todo el corazón y no pertenezco a ningún partido político, pero creo que todas las personas deben luchar por el crecimiento y no por la destrucción de su país, el aporte de cada uno de nosotros hará un Perú más grande.
*Artículo ganador del I Concurso de Artículos de Universitas 2020-UCSP.
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