10 de agosto, 2023
Imagen: Internet
Estamos próximos a inaugurar un nuevo año. Es una fecha que no puede pasar desapercibida ni ahogarse en la vorágine de una celebración ruidosa. La vida no puede transcurrir sin que demos rienda suelta a nuestra capacidad de pensar, de reflexionar y de tomar decisiones que marquen el rumbo de nuestro proyecto de vida. Iniciar un año debe significar detenerse a pensar qué queremos.
Pero me preocupa —y lo digo con pena—, que muchos estén marcados por la desesperanza y la desconfianza producto de una realidad política muy delicada. La corrupción ha robado muchos millones de soles, pero no dejemos que nos robe la esperanza.
Grandes cosas ha logrado la humanidad gracias a haber conservado la esperanza, y grandes cosas logra realizar Dios en el hombre cuando la esperanza se mantiene viva, porque la misma hunde sus raíces en la fe y es reflejo de un corazón abierto, de un corazón que cree. Por ello es posible “esperar contra toda esperanza”.
El mundo camina gracias a la mirada de muchos hombres que han abierto brechas, que han construido puentes, que han soñado y creído incluso cuando a su alrededor escuchaban palabras de burla.
Por eso, si estás en el suelo, ¡levántate! Nunca te quedes caído. Si el aburrimiento te paraliza, ¡ahuyéntalo con buenas obras! Si te sientes vacío o desmoralizado, pide que el Dios llene de nuevo tu nada.
Soñemos con un mundo que todavía no se ve, pero que ciertamente vendrá. Los hombres capaces de imaginar han regalado a la humanidad descubrimientos científicos y tecnológicos. Han surcado los océanos y pisado tierras que nadie había pisado nunca. Los hombres que han soñado son los que han cultivado esperanzas y han traído mejores condiciones de vida a esta tierra.
Vive por algo que te sobrepase. La fidelidad consigue todo.
Si te hiere la amargura, cree firmemente en todas las personas que todavía trabajan para el bien: en su humildad está la semilla de un mundo nuevo. Relacionémonos con quienes han mantenido su corazón como el de un niño. Aprendamos de la maravilla, cultivemos el asombro. Vivamos, amemos, tengamos fe.
Ojalá nuestra primera decisión en este nuevo año sea que nada ni nadie nos robe la esperanza, porque es el motor de una vida plena.
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