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Un tesoro de Arequipa es expuesto al mundo: Archivo fotográfico Glave-Alcázar

Familia desconocida de Arequipa en la primera mitad del siglo XX,. Archivo Glave y Alcázar. Custodia UCSP.

UCSP presenta exposición virtual permanente en español, quechua e inglés

Por: Milagros Tairó Medina, San Pablo Informa

Un grupo de fotografías que forman parte el archivo Glave-Alcázar han vuelto a ver la luz para nunca más dejar de hacerlo gracias a la exposición virtual permanente que la Universidad Católica San Pablo (UCSP) ha puesto en línea. Estas imágenes son un tesoro que nos revela, literal, nuevos rostros de la Arequipa de la primera mitad del siglo XX. En este nuevo aniversario, esta muestra constituye un regalo que nos permitirá entender mejor a nuestra ciudad, su cultura e identidad mestiza, así como el arte fotográfico desarrollado aquí.

“La otra ribera: fotografía, nación y mestizaje en la primera mitad del siglo XX en Arequipa, Perú” es el nombre de la exposición, lo toma por la ubicación del estudio fotográfico de Manuel Jesús Glave y Víctor Alcázar. Éste fue fundado entre 1920 y 1930 y quedaba justo cruzando el río Chili, en la Alameda Pardo. Funcionaba en los altos de la vivienda de sus dueños. Esa zona era también donde residía la mayoría de la población humilde de la ciudad, muchos de ellos migrantes de otras ciudades y pueblos de la serranía.

 

Alameda Pardo, ubicada cruzando el río Chili. Allí se asentó el estudio Glave-Alcázar logrando que la fotografía llegue al pueblo y ya no solo a la élite arequipeña. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

La muestra está formada por 70 fotografías que han sido digitalizadas de un total de 30 mil archivos que están contenidos en placas de vidrio, placas de celulosa, películas, positivos en distintos tipos de papel y otros soportes. La delicada labor de recuperación estuvo a cargo de Ros Postigo, fotógrafa profesional especializada en Identificación y Conservación de Procedimientos Fotográficos.

Las imágenes son de la primera etapa del archivo, el cual fue hasta 1956, que corresponde al trabajo conjunto de Glave y Alcázar. La segunda fue hasta 1980, en ese periodo Víctor Glave siguió solo. Quien cuidó celosamente este material fue su hijo, don Javier Francisco Glave Gómez. En 2018 lo entregó a la Universidad Católica San Pablo en calidad de custodia.

 

Jesus Manuel Glave (Der.) junto a otros dos varones no identificados. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

Autoretrato de Vícror Alcázar. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

La exposición puede ser vista en la página web: https://ucsp.edu.pe/glaveyalcazar/laotraribera/. Está en tres idiomas: español, quechua e inglés, para ampliar su alcance. El archivo Glave-Alcázar sigue en estudio por ello, otro  de los fines de esta muestra, es lograr el apoyo de la población para que viendo las imágenes, las reconozcan y puedan aportar información sobre los personajes, lugares o eventos allí plasmados. El contacto lo pueden hacer a través de la misma web.

La muestra se realiza en coorganización con el Centro de Investigación y Estudios de la Fotografía. La curación, además de Ros

Postigo, estuvo a cargo de la doctora en Antropología y documentalista, Christine Mladic Janney y Juan Carlos Belón Lemoine, artista e investigador independiente. Ellos trabajaron junto a los equipos del Centro de las Artes, el Centro de Estudios Peruanos, la Comisión Bicentenario y la oficina de Marketing Digital de la UCSP.

MÁS QUE SOLO FOTOGRAFÍAS

La apertura del estudio de Jesús Manuel Glave y Víctor Alcázar marcó un hito en la fotografía de Arequipa y el Perú al democratizar este servicio y arte para que ya no sea exclusivo de la elite y llegue al pueblo. “Esto fue posible gracias a su ubicación fuera del centro de la ciudad y a la nuevas tecnologías fotográficas de inicios del siglo XX, que abarató sus costos”, comenta la Dra. Christine Mladic Janney, curadora de la exposición.

El equipo curador acota que este archivo enriquece y amplía las posibilidades de análisis sobre las ideas de identidad arequipeña y del Perú, pues retrataron escenas y personas que hasta entonces no tuvieron dicha posibilidad.

En la exposición es posible ver retratos de familias enteras o de algunos de sus miembros en el estudio o en su cotidianeidad, sitios emblemáticos de Arequipa dentro y fuera de lo que entonces era la ciudad como la campiña, los baños de Jesús, el cuartel Salaverry,  Yura y también las playas de Mollendo. Hay imágenes de nuestro fervor religioso como en las del peregrinaje y procesión en Chapi, misas, e incluso un entierro masivo, actividades deportivas, académicas, y mucho más.

“El trabajo de Glave y Alcázar coincidió con en el periodo en el que se debatía sobre el aporte de la identidad indígena en la idea de la nación peruana, pero a diferencia de otras regiones, Arequipa no se inclinaba por el indigenismo sino más bien por reconocernos como una sociedad mestiza. Todo esto abre un amplio campo de estudio a otros campos más allá del fotográfico”, refieren.

Ese mestizaje se mantiene en la Arequipa actual. Están presentes en distintas manifestaciones culturales como la gastronomía, arquitectura, música, lenguajes entre otras y han sido preservadas por distintas actividades artísticas entre ellas la fotografía.

 

Mujer y niño desconocidos en la campiña. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

Inauguración de puente. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

Retrato de mujer y bebe. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

Procesión del Corpus Christi, plaza de Armas en la primera mitad del siglo XX. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

Familia arequipeña desconocida junto a caporales de chicha de wiñapo y anisado. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

Procesión en Chapi con la imagen de la Virgen, primera mitad del siglo XX. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

Retrato de mujer japonesa. Foto: Archivo Glave-Alcázar.

 

URGE APOYAR SU RECUPERACIÓN

Sobre el archivo Glave-Alcázar hay mucho trabajo por hacer, pues el tratamiento realizado para esta exposición es de apenas el 0.23% del total. Ros Postigo, quien estuvo a cargo de este proceso, pidió el apoyo del sector público, pues hasta ahora solo es una iniciativa privada en la que está comprometida la Universidad Católica San Pablo y algunas personas.

El archivo ya tiene daños. Es posible que una parte se haya perdido por la propia descomposición, el desvanecimiento y ralladura de las imágenes, la presencia de huellas dactilares, hongos y polvo. Es que es un material muy sensible al ambiente, la humedad y temperatura, sino se interviene va a seguir dañándose y eso significaría también perder la memoria colectiva de Arequipa”, enfatizó.

Otro inconveniente en esta labor es la falta de personal preparado en técnicas de recuperación fotográfica. Para la especialista es necesario promover el estudio de la fotografía también desde su valor patrimonial al ser una fuente importante para reconstruir nuestra historia y sociedades.

AREQUIPA ESCUELA FOTOGRÁFICA 

La fotografía llegó al Perú en la década de 1840. Los estudios fotográficos de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX eran sitios lujosos decorados con finas cortinas y tapices importados. Allí concurría la élite local. También eran centros culturales pues contaban con espacios de galería destinados a exposiciones y eventos. Eran símbolo de modernidad. Estaban ubicados en la plaza de Armas o cerca a esta.

En esa época, los estudios más reputados de Arequipa eran los de Emilio Díaz, Max T. Vargas y de los hermanos Carlos y Miguel Vargas (sin parentesco con el anterior). Fue en este último donde Manuel Jesús Glave y Víctor Alcázar se conocieron y aprendieron el arte de la fotografía como asistentes, reveladores y luego como fotógrafos, destacando en cada una de estas facetas. Allí tuvieron como compañero a Martín Chambi, el fotógrafo cusqueño reconocido internacionalmente por sus imágenes indigenistas.

Cuando Glave y Alcázar abrieron su estudio rompieron con la tradición fotográfica de su tiempo, la cual también denotaba una notable desigualdad social. Para la doctora en Antropología, Christine Mladic Janney, el trabajo de estos dos fotógrafos arequipeños representa una gran posibilidad para estudiar la escuela fotográfica que fue Arequipa y ampliar la historia de la fotografía del Perú, más allá de la figura de Martín Chambi.

El otro gran valor de esta muestra y archivo es que nos permite apreciar al Perú mestizo como un elemento de integración y reconciliación, más aún en este año que celebramos el bicentenario de la independencia nacional y en el que las elecciones presidenciales ha enarbolado la división y fragmentación de nuestra sociedad.

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