Ocho de octubre: la figura de Miguel Grau en el 140 aniversario de su inmolación

Ocho de octubre: la figura de Miguel Grau en el 140 aniversario de su inmolación

Miguel Grau

Imagen: Perú 21

Paul YábarLic. Ben Yúsef Paul Yábar Vega, egresado de la Maestría en Historia de la Universidad Católica San Pablo.

Hacer lo correcto, conducirse con valores y ser leal a sus ideales, son los atributos que se destacan en la figura de Miguel María Grau Seminario, y cuyo ejemplo de vida, fue finalmente coronado con su heroísmo y sacrificio en el combate de Angamos de 1879.

Miguel Grau nació en 1834, en una época muy difícil, ese año inició uno de los periodos más convulsionados de nuestra historia, la del caudillaje y la anarquía, que en su etapa más crítica, transcurre desde 1833 con el término del mandato del primer gobierno de Agustín Gamarra hasta la asunción al poder por parte Ramón Castilla en 1845; periodo de guerras civiles y tal vez inútil derramamiento de sangre peruana, todo por pugnas de poder. Vivir la niñez en una época difícil, no produjo un Grau claudicante, al contrario nos trajo al “peruano del milenio” en un país donde lo vicioso podría verse como el “deporte nacional”.

Grau desde niño, con la venia de su padre, abrazó el mar y fue donde terminó de formar su carácter, hoy no solamente reseñado por la historiografía peruana, sino también por la extranjera. Grau fue consecuente con sus ideales y principio a pesar de los infortunios y las flaquezas de un Estado precario y en ciernes. Grau persiguiendo ideales durante la guerra civil de 1854 se plegó al bando conservador de Manuel Ignacio de Vivanco en contra de Ramón Castilla; como también se plegó a la rebelión restauradora de Mariano Ignacio Prado de 1865 en contra de José Pezet por el asunto con España y las islas de Chincha. En la primera, coyuntura más política que bélica su bando perdería, y en la segunda con más visos patrióticos vencería.

Grau dos veces tuvo que retirarse de la Marina, a causa de hechos asociados a la coyuntura nacional (guerras civiles y enfrentamientos políticos), y también dos veces retornó para vestir el uniforme de la Marina, esta segunda vez para no abandonarla más e inmolarse en el Huáscar el 8 de octubre 1879, un día como hoy hace 140 años.

Grau también incursionó en la política, fue elegido diputado por Paita, entre 1876 y 1878, periodo en que redacta un informe sobre el estado adverso de la Marina en ese momento, el mismo que sería tal vez, un documento premonitorio a lo que sucedería en 1879.

Hoy que se vive años de reveses en la política nacional producto de los evidentes actos corrupción que ha empañado la política peruana, con procesos judiciales seguidos a las máximas autoridades de nuestro país, como es el caso de los últimos presidentes de la República. También en los tiempos de Grau se vivieron periodos aciagos, tal vez no era corrupción el principal flagelo que impedía el desarrollo nacional, sino el flagelo era la intestina guerra civil. Grau significa la luz, la cuota de entereza en un país al borde de su desaparición, pues Grau pudo dignificar la nación con sus ideales y acciones. Conmemoremos el 8 de octubre reflexionando sobre el héroe nacional y su sacrificio.

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