La relación de los padres con la escuela, antes de la cuarentana obligatoria debido a la pandemia, era muy heterogénea y estaba influenciada por múltiples variables. Sin embargo, los datos apuntaban a una decreciente participación de los padres en la educación de los hijos y a un debilitamiento de la relación entre la familia y la escuela (Adams & Christenson, 2000).
Con el cierre de los colegios y guarderías, esta situación ha dado un giro inesperado y los padres se han visto de la noche a la mañana inmersos en un escenario completamente nuevo, teniendo que asumir retos mayores, que están poniendo a prueba la fortaleza de las familias.
Si bien no cabe duda que el involucrar a los padres en el proceso educativo tiene múltiples ventajas como asegurar el éxito de la enseñanza y un mejor rendimiento académico (Catalano & Catalano, 2014). En el contexto actual, los padres no sólo se han tenido que involucrar en el proceso educativo sino que se han convertido en parte fundamental de él, ya que sobretodo en el caso de los niños más pequeños, sin la presencia de los padres, no es posible que éste proceso se dé.
¿Todas las familias estaban preparadas de igual manera para asumir este inesperado reto? ¿Qué ha significado ello para los padres?
Los datos de la literatura nos muestran que en cuestión de rendimiento académico, son las familias de padres casados que viven con sus hijos las que en diversas edades contribuyen de mejor manera a su éxito académico, tanto en la infancia con una mejor promoción de actividades que promueven su alfabetización (Schneider et al, 2005), como a lo largo de su vida (Del Ángel-Castillo & Torres-Herrera, 2008).
Por otro lado, las exigencias de la enseñanza en casa durante la cuarentena, ha supuesto una fuerte carga extra para los padres. Estudios realizados en diferentes países, muestran que las familias con ambos padres han podido equilibrar de manera más adecuada estas exigencias. Los padres con hijos menores de 6 años, son quienes han tenido más sobrecarga de trabajo en el cuidado de los niños, por la ausencia de guarderías y el cierre de los colegios. Si bien, se ha analizado que esto ha disminuido el bienestar de los padres, este fenómeno ha afectado especialmente a las mujeres y a los padres con menor nivel educativo (Huebener et al., 2020). En cuanto a la distribución en el cuidado de los niños, parece darse de manera equitativa entre padre y madre si ambos trabajan en casa. En este tiempo, también ambos padres han reportado una mayor implicación en la educación de sus hijos (Del Boca et al. 2020).
Estos estudios preliminares nos indican que para afrontar las crisis, incluso las más inesperadas como la que nos ha tocado vivir hoy, es necesario contar con familias estables y fuertes. Pues, en últimas instancias, las familias son las que están soportando el mayor peso de la crisis. Por ello es importante que en adelante las políticas públicas le concedan la importancia necesaria al fortalecimiento de las familias.
Lila Cerellino Cernades
Especialista en Terapia de Pareja y Familia
Asistente del Instituto para el Matrimonio y la Familia
Universidad Católica San Pablo
Referencias bibliográficas
Adams, K. S., & Christenson, S. L. (2000). Trust and the Family – School Relationship Examination of Parent – Teacher Differences in Elementary and Secondary Grades, 38(5), 477–497.
Catalano, H., & Catalano, C. (2014). The Importance of the School-family Relationship in the Child’s Intellectual and Social Development. Procedia – Social and Behavioral Sciences, 128, 406–414. doi:10.1016/j.sbspro.2014.03.179
Del Ángel-Castillo, M. & Torres-Herrera, M. (2008). The Lack of Academic Achievement in the New Family Structure Models.
Del Boca, D., Oggero, N., Profeta, P., & Rossi, M. (2020). Women’s Work, Housework and Childcare, before and during COVID-19. Institute of Labor Economics.
Huebener, M., Spiess, C., Siegel, N., & Wagner, G. (2020). Parental well-being in times of COVID-19 in Germany. Institute of Labor Economics.
Schneider, B., Atteberry, A. & Owens A. (2005). Family Matters: Family structure and child outcomes. Birmingham: Alabama Policy Institute.
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