Mons. Giampaolo Crepaldi (*)
La Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” contiene muchos aspectos que se relacionan, directa o indirectamente, con la Doctrina social de la Iglesia. Este texto se caracteriza por resaltar lo central que es, en la vida del cristiano, el encuentro con Jesucristo, el Salvador y Misericordioso. La “alegría” de la que habla el Papa Francisco no es un vago sentimiento psicológico, sino que es el gozo de la persona que vuelve a nacer, del encuentro con la salvación experimentada en la vida de gracia, de la misericordia que perdona nuestros pecados si también así nosotros lo queremos, de la luz que la fe en Jesucristo arroja sobre toda nuestra vida, personal, familiar, comunitaria, social. Es una Exhortación Apostólica “cristocéntrica”, porque de la luz de Jesucristo se encienden las luces de la creación, la Iglesia, la humanidad y la historia.
Este enfoque cristocéntrico es muy importante también para la Doctrina social de la Iglesia que, como ya en muchas ocasiones había enseñado el Papa Juan Pablo II, es “el anuncio de Cristo en las realidades temporales” y solo desde esta luz se atiende lo demás. También es importante porque implica, entre otras cosas, la prioridad del anuncio sobre la denuncia. Este es también un enfoque ya presente en el magisterio social de la Iglesia y que ahora el Papa Francisco recoge y desarrolla aún más. El anuncio debe hacerse con alegría, porque tiene su origen en un “sí” que está antes de cualquier crítica sobre las condiciones sociales de hoy. Primero está el anuncio de la salvación, de la misericordia y de la justicia. Estamos muy agradecidos al Santo Padre por haber centrado su exhortación en lo esencial.
Un aspecto no sólo formal de la “Evangelii Gaudium” es que el Papa usa frecuentemente el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, lo recomienda explícitamente, y lo cita a menudo. El Compendio es muy utilizado en América Latina, tal vez más que en Europa, y es grato que ahora el Papa latinoamericano lo vuelva a proponer a toda la Iglesia. Por otra parte, el Compendio precisamente responde a las necesidades que el Papa Francisco expresa en esta Exhortación Apostólica: primero está el proyecto de amor de Dios sobre el hombre, que llena al hombre de gozo y que lo empuja a salir hacia los demás para participar esta alegría a todos. Esto no implica un rechazo o una subestimación del nivel ético de los problemas sociales. Al contrario, el nivel ético se ha planteado más en alto y más protegido de las siempre posibles desviaciones moralistas. La nueva ley del amor no reemplaza la ley de las Tablas, sino que la eleva y la purifica.
Los temas y la perspectiva de la Doctrina social de la Iglesia están presentes en toda la Exhortación, pero se concentran principalmente en los capítulos II y IV. En este último capítulo, titulado “La dimensión social de la evangelización”, el Santo Padre recoge con nuevos acentos los grandes temas de la relación entre el anuncio de Cristo y su repercusión comunitaria, entre la confesión de la fe y el compromiso social, pero también establece perspectivas nuevas, que enriquecen el magisterio anterior. “El tiempo es superior al espacio”, “La unidad prevalece sobre el conflicto”; “La realidad es más importante que la idea”; “El todo es superior a la parte”. Se trata de cuatro nuevas perspectivas a partir de las cuales repensar el conjunto de las relaciones sociales.
Continuando bajo el punto de vista de la Doctrina social de la Iglesia, una importante novedad de la“Evangelii Gaudium” es la profundización, realizada también en el capítulo IV, de la denominada “opción preferencial por los pobres”. Sobre ella el Papa habla desde la perspectiva del amor evangélico de Jesús por los pequeños y los últimos. Es una rica reflexión sobre la actitud de los creyentes y de la Iglesia para con los pobres y de cuánto podemos aprender de ellos. La inclusión social de los pobres se convierte aquí en algo más que una política social. Pasa a ser la perspectiva misma de nuestro vivir en sociedad, el aspecto que continuamente nos recuerda el motivo último por el cual existe la comunidad política. Aquí encuentra espacio, de manera explícita o implícita, toda la reflexión de la Doctrina social de la Iglesia sobre la solidaridad y el bien común, esta vez desde el punto de vista de los pobres. Vivimos en un momento particular, desde este punto de vista. La crisis económica aumenta las desigualdades y, por tanto, también a los pobres y la pobreza. Una nueva mirada sobre los pobres, a partir de la comprensión evangélica de los pobres será de gran ayuda para todos.
De la lectura de la “Evangelii Gaudium”, entre muchas ideas e invocaciones surge el importante concepto de “paz social” sobre el que el Papa profundiza en el capítulo IV. Existe la paz diplomática entre las naciones, hay paz política entre los partidos, pero también hay paz social entre las capas sociales y entre los ciudadanos. Esta última es menos visible, sin embargo, hoy es la más perjudicial porque las desigualdades y la precariedad de las condiciones laborales pueden terminan enfrentando a los ciudadanos y a los grupos sociales, unos contra otros. El texto de la Exhortación, en este sentido, contiene provocaciones saludables dirigidas a la economía y la política, para que pongan al centro de sí mismas a la persona humana y al verdadero bien común
La “Evangelii Gaudium” tiene un acento fuertemente misionero, como consecuencia del enfoque cristocéntrico del que hablamos al inicio. Así toda la Iglesia está invitada por el Papa Francisco a tener valentía misionera, superando inercias y excesivos escrúpulos que paralizan. Esto es cierto también para la Doctrina social de la Iglesia. Juan Pablo II ya había escrito en Centesimus annus que ella tiene una dimensión “práctica” y “experimental”, e invitaba a todos los creyentes a comprometerse con valentía, entrando en el gran río de cuántos desde siempre en la Iglesia han dado su esfuerzo por el bien común de los hermanos. Que la Iglesia salga de sí misma para la misión no quiere decir que haya que salir “de la iglesia” ni que debamos abandonar la doctrina y la vida sacramental. Quiere decir, según el Papa Francisco, dejarse guiar siempre por lo esencial, y lo esencial, en la vida cristiana, hay que darlo a todos.
(*) Arzobispo-Obispo de Trieste. Presidente del Observatorio Card. Van Thuân sobre la Doctrina Social de la Iglesia
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Este artículo es reproducido por el Centro de Pensamiento Social Católico en el marco del convenio de colaboración entre la Universidad Católica San Pablo y el Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân sobre la Doctrina Social de la Iglesia.
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