Entendiendo que nuestra Comunidad Universitaria busca generar espacios de diálogo, reflexión e investigación sobre temas de interés en el trabajo de los medios de comunicación es que surge el Observatorio Juan Pablo II el mes de marzo del año 2008.
Esta dependencia de la Universidad Católica San Pablo centra su trabajo en dos objetivos: Analizar la forma en que los medios muestran diferentes acontecimientos locales, nacionales e internacionales; y contribuir a un mejor desempeño de los medios a través de iniciativas académicas que tengan como origen la Enseñanza Social de la Iglesia.
Alentados por el entusiasmante horizonte del trabajo mediático, el Observatorio Juan Pablo II compromete sus esfuerzos en los objetivos antes descritos, de tal forma que la entrega de información ayude a enaltecer en la sociedad actual la búsqueda de la verdad, el bien común y el respeto por la dignidad de la persona humana.
Lic. Manuel Ugarte Cornejo
manuel.ugarte@gmail.com
El periodista de hoy sabe que tiene que estar en las redes sociales de Internet, por eso cuenta cientos de contactos en su Facebook, a la mayoría no los conoce personalmente, son su público, ellos lo leen, lo felicitan, le sugieren temas. El periodista de hoy acaba de enterarse que de los 643 millones de cuentas en esta red social, 93 millones son latinoamericanas. Es por eso que hace tiempo reemplazó los libros de Kapuscinski por los post de Guillermo Culell y Jean François Fogel.
También actualiza constantemente su cuenta de Twitter (y lo hace desde la plataforma Tweetdeck instalada en su laptop) y desde esta red sigue las cuentas de otros medios, de colegas, de políticos, de artistas, etc., y es que “todos” ya están en Twitter. El periodista de hoy piensa que es todo un fenómeno esto del microblogging, pero a momentos se cuestiona: ¿vamos camino a convertirnos en una red gigantesca de individuos aislados entre sí que únicamente se comunican por datos? ¿Vamos a dejar que la velocidad de la información y la ansiedad por lo novedoso, reemplace el deber de todo periodista para con la verdad y la profundidad de la información?
El periodista de hoy lee periódicos y escucha radio, pero su principal fuente de información es el Internet. Se ha suscrito por email a servicios de noticias, actualizaciones de blogs, y entre ellos nunca faltan clasesdeperiodismo.com y la fnpi.org. También usa Google Reader para seguir cómodamente la información de su interés con la tecnología RSS (Real Simple Sindication). Y acaba de introducir su perfil profesional en LinkedIn porque le han dicho que así van a mejorar sus oportunidades laborales. Pero con tanta novedad tecnológica al periodista de hoy le preocupa el riesgo de la fragmentación de la información, porque está en peligro la unidad e integridad del conocimiento; y mucha veces entre medios y audiencia, se olvidan de la necesidad de la crítica y el discernimiento.
¡Cómo no! el periodista de hoy tiene un blog (o más de uno) en el que publica varios post al día. Cuando comenzó lo hizo en Blogger, pero desde hace un tiempo se pasó a WordPress que es la moda entre colegas. Hacer un post es un arte particular, por eso se ha leído Periodismo 2.0 de Mark Briggs. Así aprendió a buscar información con la “Búsqueda avanzada” de Google; a guardar sus links favoritos en Delicious, o en Diigo, o mejor en Evernote; y compartir enlaces en Menéame o Digg. Baja y sube fotos a la red, para editarlas usa Photoshop, sabe que para compartirlas no hay nada mejor que Flickr, y cada vez que lo hace por Twitter sin duda usa Twitpic. Pero no se queda en el asombro de estas novedosas aplicaciones, sino que le preocupa que ellas mismas exalten la libertad de expresión hasta el extremo de considerarla un valor absoluto y el mundo del periodismo se olvide que primero está la dignidad de la persona y la responsabilidad por bien común.
No sabe por qué, pero tiene la sensación de que hoy se escribe más, aunque se lee y entiende menos. Por eso se inventó Youtube, que es el segundo “buscador” de Internet (después de Google), y no hay periodista moderno que no descargue y comparta videos, y por supuesto que haya aprendido a “embeberlos” en las entradas de su bitácora. Aunque a varios colegas les gusta más Vimeo. Lo mejor ocurrió cuando empezó a subir los videos de sus propias entrevistas (hoy incluso las graba por Skype). Y cuando hay que salir a la calle, su equipo incluye una cámara digital de fotos, una cámara digital de video, y una grabadora digital de audio. Pero a veces necesita únicamente su Smartphone o su iPhone. Todo ese equipo se conecta directamente a la computadora a través de otro invento fascinante: el puerto USB, que es algo así como el “ábrete sésamo” del mundo digital. Qué bueno es ser un periodista de hoy, y prometerse este año comprarse un iPad 2.
Por cierto, ya dejó de ser un dolor de cabeza el poder compartir documentos (en Word o PDF), cuadros, gráficos, power points. Para eso el periodista de hoy utiliza Google Docs, que además de ser lo mejor que hay, es gratuito. Sin duda, piensa, el mundo es mejor cada vez que —como Jeff Jarvis— alguien se pregunta “¿Qué haría Google?”. De todas maneras, y por si acaso, les ha asignado una licencia Creative Commons a los contenidos que él publica: es decir, reproducirlos sí, pero citando la fuente. Y aunque le avergüenza reconocerlo, cada vez que recurre a Wikipedia, se siente un poco más culto.
El periodista de hoy sabe que cada vez será más difícil ser un periodista del mañana y por eso ha comenzado a leer sobre “periodismo móvil” y se ha enterado que los medios más innovadores ya están pensando primero en lo móvil, después en Internet y al último en lo impreso y la TV. Lo móvil —con el celular, el Smartphone, el iPhone— dicen que será quizá lo más importante en el periodismo dentro de tres o cuatro años. Pero él piensa que lo más urgente hoy es evitar que los medios se conviertan en megáfonos del materialismo económico y del relativismo ético, porque se ha dado cuenta que la verdad no puede ser reducida al juego de las opiniones.
arbegazo@ucsp.edu.pe
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