Todos queremos que los niños puedan crecer y prepararse para la vida siendo emocionalmente estables, teniendo buena autoestima y confianza en sí mismos, pero, ¿cómo lograr la obediencia por amor y respeto y no por temor?  Pues con una educación sin gritos ni castigos, es decir, con una educación basada en el respeto. Por: Prof. Mónica Sánchez Sanssoni.