Hace algunos años asistí a Vida y pasión de Santiago el Pajarero, cuento de Julio Ramón Ribeyro que la asociación Integrarte versionó libremente para teatro. En esta, el virrey vanidoso y corrupto era representado por cualquier actor del mismo elenco que llevaba la cara envuelta con un trapo. La explicación del director a ese recurso deja una dolorosa constatación: el