Instituto   para el Matrimonio y la Familia
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Instituto para el Matrimonio y la Familia

Cine y Familia

No es solo una comedia musical, es una película para toda la familia y sobre la familia. Se trata de lo que le sucede a un matrimonio con tres hijos que acuden a celebrar las fiestas navideñas a la casa materna, apodada no en vano “La Roca”. Cuyos padres, Teresa y Carlos se encuentran en medio de una crisis matrimonial. Frente a ello los hijos deciden tomar las riendas y «castigar» a sus padres, los encerrarán en casa para que dejen de discutir. El director Juan Manuel Cotelo explica que el objetivo es “reforzar la unidad entre los esposos, los hermanos, los abuelos… mostrando la belleza de la unidad familiar, sin esquivar la realidad de las dificultades naturales en cualquier relación humana”.

Jamal Wallace tiene aptitudes propias del baloncesto y posee genialidad para escribir, por lo que llama la atención de una prestigiosa escuela preparatoria de la ciudad de Nueva York cuando obtiene un puntaje alto en sus exámenes. Jamal, con la ayuda de William Forrester, persigue sus sueños dentro de la cancha y es moldeado por él en el campo de la literatura. El controvertido escritor se convierte en un guía muy especial que cambiará para siempre la vida del joven y la suya propia, desafiando al joven a desplegar sus talentos. Esta película aporta ideas sobre amistad, lealtad, ayuda desinteresada así como la posibilidad del despliegue de los propios talentos.

Contando con una trama lineal, con introducción, nudo y desenlace, que brilla por su sencillez llegan los Mitchell para hacer frente a las máquinas que han absorbido la vida de cada humano que cayó en sus redes. Esta película nos recuerda que a pesar de todos los problemas y las diferencias entre los miembros de una familia es posible enfrentar las dificultades. Por otro lado, el nuevo reto que en este tiempo enfrentamos es la falta de contacto a pesar de estar cerca, no nos encontramos, estamos lejos y al contar con elementos o tecnología que nos acerca y facilita la vida, nos perdemos de momentos relevantes en la etapa de los niños y su crianza. ¡Es momento de compartir, reflexionemos en familia.

En la actualidad nuestros sentidos, especialmente la vista, se encuentran en franco bombardeo de estímulos. Pero, ¿qué pasaría si por alguna razón quedáramos ciegos?, ¿cómo cambiaría nuestra manera de vivir?, ¿se renovaría de algún modo nuestra forma de relacionarnos con otros y de vernos a nosotros mismos?. Perder el sentido de la vista, a pesar de sus duras implicancias, puede convertirse en una oportunidad para mirar lo esencial. Este es el mensaje de “Contemplación”, una película basada en una historia real. Contraria a la actual sobredosis constante de estímulos, esta historia nos muestra con sutileza el arduo viaje de un teólogo hacia su mundo interior a raíz de la ceguera y nos invita a mirar nuestro mundo desde esta misma perspectiva de contemplación.

Película protagonizada y dirigida por Eugenio Derbez, aborda el tema de la responsabilidad familiar desde una perspectiva de comedia. Al inicio corresponde al protagonista afrontar la paternidad ya que un viejo amorío le deja en la puerta de su casa a su hija, diciendo que va a pagar el taxi y solo después de 7 años regresa para pelear la custodia de la niña. A lo largo de la historia se describe el acelerado proceso de maduración y reinvención de Valentín, quien con un inmenso terror al compromiso atraviesa el hermoso camino de la paternidad, marcado por la entrega, el cariño y el reinventarse a sí mismo. Al culminar resulta una defensa de la eficacia del amor y de las bondades de la unidad de la familia para la educación de los hijos.

Tan preciado es el vínculo entre una madre y su hijo en los primeros años de vida que termina siendo un factor al que se le atribuye gran parte de su futuro desenvolvimiento y despliegue a lo largo de su vida cuando sea adulto. Si imaginamos que la vida es un desierto en el que como seres humanos tenemos la posibilidad de crear oasis de espacios fructíferos que permitieran una mejor y sana convivencia, ayudados de una poción mágica que aprendemos de nuestro modelo a utilizar con prudencia y sabiduría, guiados con confianza y límites adecuados; transformaríamos la sociedad, así lo podemos ver en el cortometraje en el que una madre y su hijo en el desierto son los protagonistas.

Esta historia se sitúa en la Segunda Guerra Mundial dando a conocer la historia de Liesel considerada la Ladrona de libros, quien ha atravesado por episodios dramáticos en su vida, cuenta con un profundo anhelo de aprender a leer, ella es acogida por una familia alemana, mientras que sus nuevos padres la acogen y ocultan a un joven judío, le enseñan a leer. Para ella, es todo un regalo puesto que en medio de la turbulencia de la guerra con la magia de las palabras y la lectura encuentra un nuevo refugio y espacio que le ayuda a escapar de la realidad en la que se encuentra.

“Con un mundo tan decidido a destruirse no me parece tan horrible que alguien quiera contribuir a reconstruirlo”. Hasta el Último hombre es una historia sencilla sobre un hombre sencillo. Desmond Toss, que fue médico militar y participó en la Batalla de Okinawa, en la II Guerra Mundial, convirtiéndose en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso. La película, logra algo impensable, y es insertar un mensaje antibelicista en una película bélica sin cometer una contradicción flagrante. La cinta es además un ejemplo de lo difícil que puede resultar velar por las inquietudes más íntimas, ensalzando por el camino la sencillez y la lucha diaria. Es una obra extraña en una cartelera llena de héroes magnánimos, pero logra hablar directamente al alma de los que la miran.

El malvado zorro feroz es una fábula para niños compuesta por tres cuentos, y habitada -como no podía ser de otra manera- por animales muy humanos. Las tres historias que se dan cita en esta versión animada del cómic homónimo del ilustrador francés Benjamin Renner resultan a cada cuál más enrevesada y divertida. En la primera, por ejemplo, un cerdo, un pato y una liebre topan con una cigüeña accidentada que llevaba un recién nacido para una familia, y deciden a llevar al bebé a su destino.

En Maktub conoceremos a Manolo, un hombre que se encuentra en plena crisis: la rutina de su trabajo le resulta asfixiante, su matrimonio con Beatriz está al borde del caos, y con esta situación sus hijos son lo último en lo que pensar. Pero se cruza por azar con Antonio, un chico canario de 15 años que padece cáncer pero que tiene unas ganas de vivir y ser feliz muy contagiosas. Ese encuentro hará que la vida de Manolo cambie por completo.

“La mejor propaganda sobre la verdad de la familia, el matrimonio y la vida, es mostrar nuestra vida, nuestros matrimonios, nuestras familias viviendo extraordinariamente lo cotidiano”. Esta película, da una impactante muestra de ello. “La canción de nuestra vida” es un documental conmovedor, pero en absoluto melodramático sobre la historia real de un matrimonio de cantantes, Rory y Joey, a quienes vemos como un matrimonio feliz, en el sentido más pleno del término.

Marco es un preparador profesional de baloncesto que, tras una crisis personal, se ve obligado a entrenar a un equipo formado por personas con discapacidad intelectual. Se trata de una muy digna comedia, bien dirigida y bien interpretada. Javier Fesser, su director, ha sabido tocar de una manera divertida un tema muy serio, y no solo ha conseguido elaborar una película entretenida, sino que ha sabido tocar la fibra sensible del espectador: es capaz de emocionarnos sin caer en la cursilería.

Dan es un simpático neoyorquino de 51 años, felizmente casado, con dos hijas casi en la veintena y a la espera de un inesperado tercer vástago. Tras varias décadas como Jefe de Publicidad del semanario Sports America, Dan es relegado a un segundo nivel cuando la revista es adquirida por una agresiva multinacional, que además reduce la plantilla drásticamente. En su lugar ponen a Carter, un yuppie de 26 años, pipiolo y ambicioso. Las relaciones entre Dan y Carter se enrarecen aún más cuando Carter se divorcia de su joven esposa y se enamora de la hija mayor de Dan, que inicia sus estudios universitarios.

Emocionante thriller protagonizado por Paul Walker (‘Rápidos y Furiosos’) que tiene lugar durante la devastación provocada en Nueva Orleans por el huracán Katrina. El día en que se desata la furia del huracán Katrina, Nolan Hayes (Paul Walker) sufre la pérdida de su esposa Abby (Génesis Rodriguez), quien muere a dar a luz a su hijita en un hospital de Nueva Orleans. La bebé nace prematura por lo que es necesario asistirla hasta que aprenda a respirar por sí misma.

En esta película se homenajea a todas aquellas mujeres que se tenían que hacer cargo de sus hogares y del trabajo agrícola y de las granjas cuando el marido iba a la guerra. Además, se respira de fondo la religiosidad que poseen los personajes, aunque no se ahonda en ello demasiado. También se transmite una gran sensibilidad humana que se aprecia a lo largo de toda la película.

Hay una pregunta que aparece en nuestra adolescencia y se queda con nosotros hasta el final de los días: ¿quién soy yo? ¿Qué me define?. Como católicos, sabemos que parte de nuestra persona, Cristo es parte de esa definición que buscamos. Y es en base a descubrir esto que uno empieza a profundizar en el conocimiento de uno. «The Greatest Showman» (El Gran Showman, en español), se tocan este y otros temas. La película cuenta, a manera de musical, la vida de Phineas Taylor Barnum (Hugh Jackman), la persona que inventó el concepto del circo como lo conocemos hoy en día. En el proceso de desarrollar su circo, Barnum va conociendo a personas como Charity Barnum (Michelle Williams), el amor de su vida; Anne Wheeler (Zendaya), la rapecista; Lettie Lutz (Keala Settle), la mujer barbuda y Jenny Lindt (Rebbeca Ferguson), una artista europea con una voz envidiable. Cada personaje tiene una historia propia en la que va conociéndose y plantándose ante un New York poco tolerante.

Recibida por la prensa y el público (y el Festival de Berlín de 2014, entre otros) como un filme-acontecimiento, un no va más creativo sin precedentes, quizá lo primero que deba decirse de esta por otro lado magnífica Boyhood es que si bien su filmación prolongada (a lo largo de doce años, cada uno de ellos durante una semana aproximada) es un elemento formal tan categórico que resulta primordial para adentrarse en la sustancia analítica desde cualquier punto de vista, ello no significa que el filme de Richard Linklater suponga panacea alguna en la Historia del Cine.

El norteamericano Stephen Chbosky, director de la aclamada Las ventajas de ser un marginadoretoma en su nuevo film, Wonder, la temática de las dificultades relacionales de los jóvenes y adapta a novela Las lecciones de August de Raquel J. Palacio. En ella, se relata la vida de Auggie Pulltman, un niño de diez años que nació con una malformación facial. Tras ser sometido a 27 intervenciones en su rostro, vive recluido en su casa donde su madre le educa como la mejor de las maestras y el resto de la familia, su padre y su hermana, le cuidan con un cariño particular.

Casi 14 años esperando esta película. Se rumoreaba que el lobby LGBTQ se había metido a fondo y que iba a haber atentados en contra de la familia. Me mantuve escéptico y fui al cine listo para decepcionarme. Cuando terminó, no podía creer lo que había visto. Si no fuiste a ver «Los Increíbles II», no sé qué estás esperando. La familia de “súpers” vuelve para reafirmar que la familia es madre y padre. Que la unidad entre los integrantes del grupo familiar se logra solo cuando cada uno cumple su rol. En los tiempos que corren, una película como esta es una bocanada de aire fresco.

El ex-presidente de los Estado Unidos George W. Bush protagonizó numerosas polémicas y controversias durante su mandato. Una de ellas fue la destapada por un programa televisivo de periodismo de investigación que emitió un reportaje en que se ponía en tela de juicio el expediente militar del presidente. La historia del equipo de periodistas que realizaron este reportaje y la reacción de políticos y militares ante tal revelación, es lo que nos cuenta “La verdad (Truth)“, el debut como director del guionista James Vanderbilt, responsable de libretos como “Zodiac” o “Basic“.El propio Vanderbilt ha escrito el guión de “La verdad“, basado en el libro “Truth and Duty: the press, the president and the priviledge of power“, de la periodista Mary Mapes, la protagonista de la historia. Como director ha optado por una realización de corte clásico, poco arriesgada pero eficaz y bien resuelta. Mantiene el interés en todo momento y dosifica correctamente los giros que va dando la trama. Maneja bien el tempo narrativo, y eso en un debutante es bastante meritorio.

Cuando, en el año 2002, Sex is Zero, tercer largometraje de JK Youn, fue celebrado como el American Pie (1999) coreano, mientras rompía tabúes de representación por el camino de la comedia lúbrica y escatológica, nada hacía prever el curioso porvenir de la carrera del cineasta. Los más de once millones de espectadores de Haeundae (2009), aparatosa película de catástrofes con tsunami, impulsaron, quizá de manera irreversible, la trayectoria de Youn en la dirección opuesta a la de la ligereza de sus comienzos. Buscando un referente análogo en el cine occidental, podría decirse, para entendernos, que su cine ha recorrido un camino parecido al de Robert Zemeckis, con cuyo Forrest Gump (1994) tiene Oda a mi padre, sexto largometraje del coreano, no pocos puntos en común.

La primera pista es que la protagonista, Margherita (interpretada magníficamente por Margherita Buy), hace el papel de una directora de cine social, una mujer políticamente comprometida, como precisamente ha sido siempre Nanni Moretti. Margherita se está divorciando de Vittorio, un actor, con el que tiene una hija adolescente, Livia. El hermano de Margherita (Nanni Moretti) decide dejar el trabajo para dedicarse completamente a su madre, gravemente enferma en el hospital. Curiosamente también Moretti se divorció de una actriz de tres películas suyas (Silvia Nono) y con la que tuvo un hijo que cumplirá ahora 20 años. Así pues estamos ante un filme que nace del corazón de Moretti, de sus sentimientos de hijo, y que quizá quiera rendir homenaje a su madre a la vez que alcanzar una cierta catarsis personal.

Trust es una película que toca uno de los temas más escabrosos y duros que se puedan llevar a la pantalla, como es el de la pedofilia y el de los depredadores sexuales. En mi opinión es una cinta muy valiente que enfoca el asunto sin irse por las ramas ni buscando sensiblerías para dar rienda suelta al efectismo más trillado y típico que nos encontramos en la mayoría de producciones actuales, pues va directa al grano sin demasiados artificios de por medio.

Una camarera llega, por segundo día consecutivo, el tercero en una semana, tarde al trabajo. Esa mañana ha descubierto que está embarazada de un padre al que no quiere y que jamás entrará en esta historia. El dueño del restaurante la expulsa por sus retrasos continuados, sin escucharla. Ella salé corriendo y el chef decide seguirla e interesarse por ella. Así empieza la historia de una amistad que durará un par de días, que comprenderemos mejor por varios fash-backs y que requerirá un salto de unos pocos años al futuro para que comprendamos la resolución.

Vivimos rodeados de tecnología y máquinas. La transformación que hemos experimentado en los últimos años ha sido bastante rápida y significativa, y esta película intenta ponernos frente a algunos dilemas que ahora mismo se nos plantean. El círculo  no es ciencia ficción -de hecho, todo existe y se está aplicando-, así que si van a verla esperando grandes novedades puede que les parezca algo light. No obstante, les hará pensar, porque es más humana y profunda que espectacular.

Las Vegas, Nevada. Ciudad del desenfreno y de la perdición. Sólo que en esta parada con billete exclusivo de ida, se ausenta el desenfreno para dar paso a la presencia de la perdición más pura. Porque esta no es una historia de amor, sino todo lo contrario, es la historia de dos almas solitarias que se encuentran por azar del destino y que se utilizan mutuamente para satisfacer el vacío de sus patéticas vidas. Eso sí, con un ligero halo de esperanza entre tanta oscuridad.

No sé qué ideas nos mete el mundo hoy en día, pero no hay nada más divertido que las familias numerosas. En casa somos 7 chicos y a veces siento que somos demasiado pocos (muy pocas veces). Los líos de comunicación, consenso y espacio personal son, increíblemente, espectaculares. Te recuerdan de que existe un mundo fuera de ti. Que la libertad propia termina donde empieza la de los demás. Tener 6 hermanos me enseñó a renunciar a algunas cosas que no necesitaba tanto como creía o compartir otras que, en otras circunstancias, no compartiría tan fácilmente. Cada uno de mis hermanos, mamá, papá y yo tenemos algo para aportar al grupo. Y todos aprendemos del resto.

Todos los años, la comunidad internacional dedica una semana para llamar la atención sobre la vital importancia de la lactancia materna, no sólo en la vida de los niños más desfavorecidos, sino también en el fortalecimiento de las sociedades. “Sabemos que la lactancia materna ayuda a los niños a sobrevivir y prosperar – permitiéndoles resistir infecciones, proporcionando nutrientes básicos para el desarrollo temprano de sus cerebros y cuerpos, y el fortalecimiento de los lazos entre las madres y sus bebés. Además los beneficios de la lactancia duran toda la vida ” – Sr. Anthony Lake, Director Ejecutivo de UNICEF y Dra. Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud.

Amazing grace narra la historia real de William Wilberforce, un joven parlamentario inglés que, con un porvenir previsiblemente brillante y lleno de éxitos mundanos, se aboca a una causa poco popular en su medio: la abolición del comercio de esclavos, un negocio en ese entonces sumamente lucrativo. Su motivación no es solamente humana, sino fruto de un profundo anhelo de encuentro con Dios y del deseo de una vida centrada en Él. No es una historia de ficción, sino de una persona que realmente existió y cuya batalla a lo largo de tres décadas enfrentando la incomprensión, la burla y la desesperanza, dio lugar en el siglo XIX a la abolición en Inglaterra del terrible mal de la esclavitud. En el esfuerzo lo alienta John Newton, también un personaje histórico, quien fuera un antiguo capitán de barcos esclavistas convertido al cristianismo y autor del himno Amazing grace, uno de los cantos religiosos cristianos más difundidos en idioma inglés.

Interesante y potente película sobre temas educativos la que nos aporta de nuevo el cine francés con La profesora de historia. El film, dirigido por Marie-Castille Metion-Schaar, hace vivir con intensidad al espectador la crisis educativa y pone en evidencia los problemas de los jóvenes y adolescentes, incrementados cuando son de niveles sociales marginales, hijos de familias desestructuradas o de inmigrantes. También muestra la capacidad transformadora del profesor vocacional y entregado que confía en sus alumnos, las posibilidades de superarse hasta de los más díscolos y poco estudiosos, así como las dificultades de convivencia en el aula y en la sociedad, las tensiones interreligiosas y el respeto o intolerancia en las creencias.

La película 100 metros, dirigida por el guionista Marcel Barrena -ya ganador de dos premios Gaudí y nominado al Goya al Mejor Documental por Món petit– narra la historia real y conmovedora de Ramón Arroyo, diagnosticado de esclerosis múltiple a los 30 años. Encarnado por un brillante Dani Rovira en su primer papel dramático, Arroyo es una persona exitosa y decidida, con un buen puesto en el trabajo y una familia que lo quiere. Desde las primeras escenas se muestra como alguien ambicioso y exigente, afirmando sentencias como que en la vida “se trata de ser el mejor” o que “el futuro es inalcanzable por los débiles”. Sin embargo, el fluir impecable de su existencia es perturbado por la brusca llegada de una enfermedad despiadada, la esclerosis múltiple, cuyos duros pronósticos parecen indicar que en un año no será capaz de caminar ni 100 metros.

“Madre no hay más que una…” Esta pelicula cuenta la verdadera historia de Evelyn Ryan, madre de diez hijos, católica de origen irlandés, tomada del libro escrito por su hija Terry “Tuff” Ryan. Evelyn estuvo casada con Kelly, un hombre frustrado por haber visto truncada una posible carrera artística; aunque no era mal tipo, Kelly era torpe en su actuar, y se gastaba gran parte de su sueldo en bebida, que le volvía iracundo. Siempre con agobios económicos, Evelyn se convertiría en sólido pilar de la familia; en primer lugar, por su afición en los años 50 y 60 a los concursos televisivos de todo tipo, de los que llegó a ser verdadera experta, hasta el punto de que los premios que ganaba -desde tostadoras a un viaje a Suiza, pasando por un carrito de la compra con todo lo que pueda meter en su interior- les lograban sacar de los mayores apuros; pero también por su infinita paciencia, bañada de amor, que le llevó a aguantar las mayores impertinencias, sobre todo del esposo, con una sonrisa, como si no pasara nada.

Recién graduado, Benjamín (Vincent Lacoste) entra como interno en el hospital público de París en el que trabaja su padre. Una vez dentro, se encuentra con que no todo es tan sencillo como lo veía en la facultad, y desde el inicio ha de tomar la responsabilidad que ser médico implica. En su entorno, el personal de un hospital cada vez con menos fondos donde destaca un médico extranjero, Abdel (Reda Kateb), con mucha más experiencia que él.

Durante sesenta años, la casi octogenaria Ah Tao (Deanie Ip) ha trabajado como fiel sirvienta para la familia Leung. Ahora cuida de Roger (Andy Lau), un famoso productor de cine, que ya es el único miembro del clan que todavía vive en Hong Kong. Un día, Tao sufre un derrame cerebral, y Roger la lleva al hospital. Por insistencia de ella, el hombre le encuentra finalmente una modestísima habitación en una residencia de ancianos dirigida por un viejo amigo. Pero Roger la sigue visitando, animando y atendiendo casi a diario, de modo que va comprendiendo poco a poco lo mucho que la anciana criada significa para él.

Hasta el Último hombre es una historia sencilla sobre un hombre sencillo. Desmond Toss, caracterizado por un inspiradísimo Andrew Garfield, es un muchacho de pueblo inocente, bonachón y muy religioso. Es hijo de un veterano, por lo que sabe lo que la guerra hace a los hombres. Entender la naturaleza del protagonista y el conocimiento que tiene sobre los efectos de los conflictos bélicos hace que su viaje sea, cuanto menos, mucho más heroico de lo que es por méritos propios.

Más o menos todos conocemos la historia de “El Principito”: la obra maestra de Antoine de Saint-Exupéry ha fascinado durante generaciones a grandes y pequeños bajo su apariencia de inocente cuento infantil. Que ochenta años después sigamos leyéndolo, releyéndolo, analizándolo y dándole vueltas al relato de un niño que ama a su rosa y que viaja de planeta en planeta no se entendería si no hubiera mucha verdad en el escaso puñado de páginas que componen la obra.

Hanna, universitaria de 19 años, sufre un desmayo mientras está interpretando una obra de teatro. La joven había padecido anteriormente una serie de enfermedades (ataques epilépticos, asma, momentos de depresión…). El médico que le hace las pruebas para diagnosticar qué le ha podido suceder, de acuerdo con los padres de Hanna, le descubre que es adoptada y que el origen de sus males son las secuelas ocasionadas por el intento de aborto de su madre biológica. Ante tan dura e inesperada revelación, siente que su vida está basada en el desamor y en una serie de mentiras, y esto hace que cuestione a sus padres adoptivos, especialmente a su padre, a pesar de que la han querido siempre con devoción.

Las películas que tienen al mundo de la música integrado de alguna manera en la trama, suelen estar dotadas de una magia especial que las hace particularmente bellas, sensibles y emotivas. Casos como El concierto, Begin again, Copying Beethoven o El cuarteto son buena prueba de ello. Ahora llega a las pantallas La familia Bélier, una deliciosa comedia francesa sobre una familia de campesinos sordomudos, de los cuales la única oyente es la hija mayor, que hace de portavoz de sus padres y su hermano. Esta chica se apunta al coro del instituto y descubre que posee una voz prodigiosa, por lo que su profesor la toma como pupila con el fin de prepararla para presentarse a las pruebas del coro de Radio France en París.

El adolescente Michael Oher sobrevive solo y es prácticamente un “sin techo” cuando Leigh Anne Tuohy  lo descubre en la calle. Al enterarse de que el joven es compañero de clase de su hija, Leigh Anne insiste para que Michael salga de las calles. Sin dudarlo un momento, le invita a pasar la noche en su casa. Lo que comienza como un gesto de generosidad se convierte en algo más cuando Michael se convierte en parte de la familia Tuohy a pesar de que sus orígenes son muy diferentes.

Hay en el director chino Zhang Yimou una producción tan prolífica como plural. El que debutara en 1987 con Sorgo rojo ha dirigido ya 19 películas que, con algún que otro altibajo, son obras más que interesantes. Incluso ha tenido tiempo de dirigir la ceremonia inaugural de los Juegos Olípicos de Pekín. Entre sus obras hay espléndidas películas de acción (La casa de las dagas voladoras, y Hero, por ejemplo) y otras que constituyen hermosas historias sencillas y humanas (El camino a casa, Ni uno menos…). Con Amor bajo el espino blanco el director chino retoma la temática emotiva e íntima de algunos de sus films para regalarnos una historia de amor puro que destella poesía en cada una de sus imágenes.

El homenaje más claro del cine andaluz a la madre en la sombra, a la madre luchadora y silente, a la madre que ama la vida. Una hija atormentada y una madre sufriente pero feliz. Un vecino solo con su perro Aquiles. Un moribundo intratable. Un médico bondadoso. Una vida que brota. Pero, en medio de los problemas, ellas están solas. Solas, el primer largometraje de Benito Zambrano (ganador por esta película del Goya a la mejor dirección novel), nos muestra la historia de una mujer, María (Ana Fernández, ganadora del Goya a la actriz revelación) que malvive como limpiadora y que descubre que se ha quedado embarazada del “hombre” con quien tiene una relación exclusivamente pasional. Rosa (María Galiana, ganadora del Goya a la mejor actriz de reparto), la madre de María se presenta en su casa para quedarse mientras su padre esté en el hospital.

La ejecutiva se llama Kate Reddy, y es también esposa y madre de dos hijos. Su ascenso profesional le exige cada vez más dedicación. Es una de esas heroínas que abundan hoy en día, que intentan compaginar su exigente trabajo con el cuidado de su familia, y ambos roles a un nivel de competitividad enorme. El resultado, una mujer con mucho estrés y dos vidas intensas, pero sin tiempo ni tranquilidad para disfrutar ninguna de ellas. Son mujeres esclavas del móvil y el correo electrónico, con cierto complejo de culpa por no dedicar más tiempo a sus hijos. Magníficas profesionales que adoran su trabajo, pero claro, su vida personal se resiente.

La trama de esta película transcurre durante una semana en la que un matrimonio danés y sus dos hijos, todavía pequeños, pasan cinco días de vacaciones en una lujosa estación de esquí de Los Alpes franceses, que goza de una nieve perfecta y un tiempo soleado. Ese primer día, una inesperada avalancha de nieve se cierne sobre ellos; cuando ha pasado ese dramático momento se observa que no ha habido daños, pues se ha detenido delante del restaurante, pero eso no impide que todos los que la contemplan desde la terraza del restaurante se asusten.

No es ningún secreto la superficialidad y banalidad de las que se ha contagiado la sociedad actual. Los complejos de Peter Pan de algunos cuarentones, tanto de aquellos a los que les cuesta sentar la cabeza y admitir que el tiempo no pasa en balde, como otros que deciden sentarla teniendo hijos pero los crían con un comportamiento más infantil que el de los propios niños. También está el caso de los veinteañeros que van por la vida alardeando de un espejismo de falsa libertad que los acaba haciendo hipócritas. Y otros temas de interés a los que nos lleva la falta de ética como el primar el mero resultado por encima del modo en cómo se ha conseguido.

Desde Etiopía, Zeresenay Mehari nos ofrece un incidente sucedido en un poblado cercano a Addis Abeba en los años 90, y también un testimonio de lucha contra tradiciones que nada tienen de humano y mucho de atropello salvaje. La fuerza de la película está en la propia historia y en partir de hechos reales. Así lo dice Angelina Jolie al presentarla como una de esas que la gente debe conocer, y así lo refrenda el hecho de haber ganado el premio del público en Sundance y una mención -también del público- en Berlín Estremecedora es la realidad de una tradición bárbara y dolorosa la vida de esas hijas a las que sus padres a duras penas pueden proteger. Hirut es una niña de catorce años que es secuestrada y violada por un joven del lugar que la pretendía, en compañía de sus amigos. Tras una breve reclusión, logra escapar y en la huida mata al agresor, para ser encarcelada y acusada de asesinato. La abogada Meaza Ashenafi será quien la defienda desde su Asociación de defensa de las mujeres. Es el comienzo de una lucha por la legalidad y por suprimir el matrimonio por rapto, costumbre del lugar que prescinde de la voluntad de la mujer y su derecho a elegir su condición.

Jack nos cuenta la sobrecogedora historia de un niño que, con sólo 10 años, cuida de sí mismo y de su hermano pequeño Manuel, a causa de la inmadurez de Sanna, jovencísima madre soltera, quien está permanentemente fuera del hogar, saltando de aventura en aventura buscando al hombre de su vida. Un día, un accidente doméstico hace que Jack sea enviado a un centro de los Servicios Sociales. Cuando llegan las vacaciones y Sanna no va a recogerlo, Jack decide escaparse para regresar a su casa. Pero su madre está nuevamente ausente y no hay forma de localizarla. Durante varios días, Jack y Manuel recorren la ciudad en su busca, sobreviviendo con dificultades y penurias, hasta llegar a un final inesperado y desgarrador En realidad toda la trama gira en torno a los dos personajes principales, Jack y Sanna. La joven madre es una persona peculiar. A juzgar por lo joven que es, debió de tener a Jack siendo prácticamente una niña y sólo cuatro años después, fruto de otra de sus relaciones esporádicas, nació el pequeño Manuel. Sin duda no ha tomado conciencia de lo que significa la maternidad.

Chala es un niño de once años que vive con su madre drogadicta en un barrio de La Habana, y cuyo único ingreso es el que obtiene del entrenamiento que hace con perros de pelea. Carmela es la profesora de Chala, por la que él siente una gran admiración y respeto; sin embargo todo cambia cuando ésta enferma y es sustituida por otra que no siente el mismo cariño hacia Chala, enviándolo a una escuela de conducta. Cuando Carmela regresa a las clases, se opone a que Chala esté en esa situación y lucha por otras malas prácticas con las que no está de acuerdo.

La película hace gala de una sencillez extrema, como si la cámara fuera un silencioso testigo de la vida familiar, en la que lo cotidiano tiene el absoluto protagonismo. Dentro de esa sólo aparente banalidad se van desgranando cuestiones importantes como las diferencias generacionales, el contraste entre tradición y modernidad, el sentido de la muerte, pero sobre todo, se describe con mucha autenticidad el profundo sentido de las relaciones familiares. Hace sesenta años, Yasujiro Ozu alcanzaba la perfección con “Cuentos de Tokio”. Ahora, su discípulo y compatriota Yôji Yamada hace lo propio con “Una familia de Tokio”. Cuentan la misma historia, y ambas lo hacen con la misma delicadeza y hondura humanista, con la misma mirada nostálgica -pero no triste, aunque parezca paradójico- hacia una tradición que se fue, con el mismo temor a que la modernidad agoste la vida familiar. Lo que Yamada realiza es un remake y un homenaje al maestro Ozu, pero no una copia carente de personalidad o de sentimiento propio, y por eso cualquier comparación resultaría injusta y superficial.

Alegría, Miedo, Rabia, Asco y Tristeza. Cinco engranajes de las emociones cobijadas en la psique de una niña, Riley. Rigen su comportamiento, sus reacciones inmediatas, al tiempo que son los guardianes de los tesoros de su memoria (por mucho que algunas cosas –los recuerdos “esenciales”– se hallen más allá de sus prerrogativas). Desde su cápsula, especie de buque de control que la cámara localiza en alguna ocasión en el interior de la frente de los personajes, acceden a contemplar el mundo exterior desde una gran pantalla que son los ojos de la niña, pero en el extremo opuesto de su cápsula hay otro gran mirador, uno al interior, que muestra estructuras de comportamiento consolidadas –la familia, la amistad, la sinceridad, la hilaridad y las aficiones, en este caso el Hockey–, y en la lejanía, separados por un espacio que recorre el autorrailado tren de los pensamientos, los depósitos de la memoria, el lugar de la imaginación o el estudio cinematográfico en el que se manufacturan los sueños (sic). La mera premisa de “Intensamente” es despampanante: convertir en algo tangible y un mundo narrativo la vida interior de una persona no deja de ser un hallazgo de pura genialidad, un arrebato de audacia que viene a materializar la infinidad de metáforas que el cine, o las artes en general, han utilizado para aproximarse a lo psicológico y emotivo.

En una escuela de Montreal, una de sus profesoras se suicida en el aula en la que impartía clases a niños de doce años. Tras el siniestro suceso, se contrata a un profesor argelino, Bashir Lazhar, el único que se ofrece para ocupar el puesto de la fallecida. A partir de este momento, Bashir tendrá que ayudar a sus alumnos a continuar con el curso y a superar el dolor, mientras sobrelleva su propia pérdida. Estamos ante una película sin pretensiones, que con su sencillez consigue llegar al corazón del espectador, gracias a la humanidad de sus personajes y al acierto con el que se abordan los temas que trata. No en vano, el film ha sido nominado al Óscar como mejor película en habla no inglesa y ha recibido el reconocimiento de diversos festivales alrededor del mundo, así como el de la propia academia de cine canadiense.

El pasado 25 de abril se estrenó en Estados Unidos “Little Boy” (El Gran Pequeño”, una película con un equipo técnico de primera línea: está dirigida por Alejandro Monteverde, el director de Bella (2008), y producida por Eduardo Verástegui (Metanoia Films). También han participado en la producción Roma Downey y Mark Burnett, los productores de la serie La Biblia (2013) y de la película Son of God (2014). El filme, con guión del propio Monteverde, cuenta la historia de un niño de siete años, Pepper Flynt Busbee (interpretado por Jakob Salvati), que tiene una relación muy especial con su padre (a quien da vida Michael Rapaport, de Prison Break y Friends): es su héroe, aquel a quien querría parecerse, e inventan y protagonizan aventuras maravillosas que les llevan a situaciones extremas, de las que salen siempre con una fe absoluta en su capacidad para resolverlas. “¿Crees que puedes hacerlo?”, pregunta siempre el padre al chico. “¡Sí, creo que puedo hacerlo!”, responde.

Inspirada en una historia real, esta película de David O. Russell cuenta la historia de Micky Ward, un boxeador que lucha por el éxito empujado por su familia. Todo lo que él sabe de boxeo lo ha aprendido de su hermano de madre, Dicky, echado a perder por las drogas. El film describe una familia de clase media baja, en un retrato esperpéntico que recuerda muchas cintas británicas o irlandesas de los ochenta y noventa. Más bien irlandesa por la presencia del catolicismo en los personajes. Familia numerosa, con una madre dominadora llena de carácter, un padre eclipsado por la hegemonía femenina, y un concepto de familia cerrada en la que nadie puede salirse del camino trazado de antemano sin fenecer en el intento.

“El corazón de la madre es el único capital del sentimiento que nunca quiebra, y con el cual se puede contar siempre y en todo tiempo con toda seguridad” – Paolo Mantegazza. Clint Eastwood es un señor y lo vuelve a demostrar. Es una película con un argumento que podría parecer un poco lineal (la recuperación de un hijo por parte de una madre) pero que el intérprete de Harry el Sucio convierte en una historia apasionante, con momentos dramáticos durísimos a la vez de escenas de alegría incontenible, y todo rodeado con multitud de matices y una aureola de belleza sutil. La historia sucede en Los Angeles en 1928, cuando el hijo de Christine Collins (Angelina Jolie) desaparece misteriosamente de su casa. Tras denunciar el caso a la policía, unos meses más tarde le restituyen un hijo que no es el suyo. La evidencia de una madre ante la pretensión de quién se cree por encima del orden por representarlo.

Nanking, 1937. La ciudad es el principal frente de la guerra entre China y Japón. John Miller, empleado de una funeraria, llega a una iglesia católica para preparar el entierro del párroco recientemente fallecido, pero se ve atrapado en medio de la toma de Nanking por el ejército japonés. El joven norteamericano, de moral dudosa y pocos escrúpulos, trata de aprovecharse de las circunstancias, sin otra preocupación que su propia supervivencia. En la iglesia vive un grupo de niñas, al cargo de un adolescente bondadoso. Poco después, aparecen buscando refugio unas prostitutas de un burdel cercano. Tras una noche de borrachera, en un acto de mofa, John viste la sotana del sacerdote fallecido. Pero, al aparecer así vestido ante las niñas, comprueba sorprendido que éstas ven en él la figura paternal que las puede proteger. Inesperadamente, ante las terribles acciones del ejército japonés, el espanto de los intentos de violación que presencia, John asume realmente ese rol de protector del abigarrado colectivo de personas del que acaba sintiéndose responsable.

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